viernes, 27 de septiembre de 2013

Quitándonos el lastre, aligerando la pesada carga, el camino se hace más ameno...

Aquella mujer cogió su tristeza, la dobló cuidadosamente,
la metió en la bolsa de la basura, cerró la bolsa, no sin alguna dificultad, puesto que no todas las tristezas caben
en una bolsa de basura de tamaño normal,
salió a la calle y tiró la bolsa en el contenedor.

Brillaba el sol y su vestido parecía nuevo.
Curiosamente, el mundo también le parecía nuevo a ella.
La calle relucía con un esplendor de cuadro recién pintado,
y las viejecitas de la calle se encorvaban como un signo de interrogación trazado temblorosamente por un niño que estuviera aprendiendo a escribir.

Y ella misma se sentía resplandecer.
¿Qué te has hecho?, le preguntaban sus amigas. Pareces otra.
Nadie formulaba la pregunta correcta:
¿de qué te has deshecho?

Pero si la respuesta es buena,
la pregunta es lo que menos importa


~Miguel Ibáñez de la Cuesta~



domingo, 8 de septiembre de 2013

Al final recogemos lo que sembramos...

~Servir es ser como el árbol del sándalo, que perfuma el hacha que en ocasiones le hiere~




La Leyenda de los llamadores de ángeles...

"Hace miles de años, los humanos vivían en contacto directo con sus Ángeles Guías o Ángeles de la Guarda, y que, por alguna razón, seguramente vinculada al Pecado Original, tuvieron que dejar de vivir conjuntamente con éllos. Los Ángeles, apenados por la pérdida de la compañía de los humanos, , obsequiaron a éstos con colgantes esféricos de plata pura que, al agitarlos, sonaban como campanillas.

Estas esferas eran un símbolo de protección. Los Ángeles se despidieron de los humanos y les explicaron que, aunque ya no los volverían a ver, si se sentían en peligro, desprotegidos o simplemente tristes, sólo necesitaban agitar la esfera, ya que, cuando escuchara su sonido, el Ángel Guía -Ángel Guardián- de cada uno, acudiría en su ayuda o compañía.

Los Ángeles pusieron una condición: el colgante sería de uso exclusivo y personal, pues todos tenían un sonido propio y reconocible por cada Ángel Guía -Ángel de la Guarda-, y este ángel no puede ser prestado a otra persona. Si se contravenía esta condición, la magia y protección de la esfera desaparecería. También explicaron a los humanos que el mismo colgante podía ser utilizado por una madre y su bebé mientras éste se encuentra en gestación, ya que en este estado, ambos comparten un Ángel Guía. Una vez que el bebé hubiera visto la luz, la madre debía decidir si el colgante se utilizaba para su protección o para la de su hijo recién nacido"